Por Sandra Chang
GRAND RAPIDS, MICHIGAN (EVH) 6 DE JUNIO 2013 – Familiares de Santiago Zapata, el consejero asesinado el 25 de septiembre del año pasado, colmaron las salas de los jueces del Condado de Kent, Christopher Yates y Dennis Leiber, al momento que los magistrados le impusieron una sentencia de vida natural a los dos responsables del homicidio.
Por Sandra Chang
GRAND RAPIDS, MICHIGAN (EVH) 6 DE JUNIO 2013 – Familiares de Santiago Zapata, el consejero asesinado el 25 de septiembre del año pasado, colmaron las salas de los jueces del Condado de Kent, Christopher Yates y Dennis Leiber, al momento que los magistrados le impusieron una sentencia de vida natural a los dos responsables del homicidio.
La ley del estado de Michigan obliga a imponer cadena perpetua si un acusado es encontrado culpable de homicidio en primer grado, es decir, si el crimen fue premeditado. El 29 de abril, un jurado encontró culpable a Timothy Miller y Maceo Scott de homicidio en primer grado y robo a mano armado.
Zapata, quien se había trasladado de Saginaw a Grand Rapids, era un consejero de la universidad Grand Valley State que alentaba a estudiantes de la escuela secundaria a continuar su educación en centros de educación superior. Zapata había realizado labores similares en Saginaw pero decidió probar suerte en Grand Rapids.
Las autoridades creen que días antes del 25 de septiembre, Scott y Miller, ingresaron a la vivienda de Zapata localizada en la calle Myrtle NW e intentaron robarle dinero. Según alegó la abogada de Miller, Patricia Eppler, durante el robo, este último le pidió a Scott que no le hiciera daño a Zapata. Miller conocía a Zapata porque era uno de sus mentores.
Sin embargo, el 25 de septiembre, agentes del departamento de la policía de Grand Rapids encontraron el cuerpo de Zapata en el sótano de su vivienda. Durante el juicio, forenses revelaron que Zapata recibió más de 30 apuñaladas que le quitaron la vida.
Instantes antes de ser sentenciado a pasar el resto de su vida en prisión sin la posibilidad de libertad condicional, Timothy Miller mantuvo su inocencia y dijo amar a Zapata.
“Yo lo amaba. No creo que Zapata esté feliz de saber que voy a pasar mi vida en prisión por algo que no hice”, dijo Miller entre sollozos.
Se volvió hacia la sala llena de familiares de Zapata y dijo llorando que él planeó el robo pero aseguró no haber matado a Zapata. Además lamentó que su hijo crecerá sin un padre al lado suyo.
Por su parte, Maceo Scott no negó su responsabilidad en el delito y pidió perdón a la familia.
“No conocía a Zapata, pero era una buena persona y no se mereció lo que le pasó,” dijo Scott.
Familiares de Zapata se dirigieron a la corte antes de que los jueces impusieran sentencias.
Durante la sentencia de Miller, Mary Washington, hermana mayor de Zapata, dijo que su hermano era un gran ejemplo de como los seres humanos pueden contribuir a su comunidad.
También describió la fatídica noche en la que una de sus hermanas la despertó para anunciarle que su hermano Santiago, a quien sus seres amados llamaban Junior, había sido asesinado.
“En ese instante mi corazón se partió. Tú traicionaste a una persona generosa, a una persona que se preocupaba mucho por ti,” dijo Washington.
Rebecca Guerrero, hermana de Zapata, se dirigió a Maceo Scott durante la sentencia de este último y agradeció al jurado, a los fiscales y a los investigadores por su dedicada labor.
“Pero yo espero que tú (Scott) llegues a vivir 200 años, porque esos 200 años vas a estar en prisión,” dijo Guerrero.
Instantes después de que el juez del Condado de Kent leyó la sentencia de vida a Scott, familiares y amigos de Zapata sollozaron y gritaron “amén.”
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