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 Hará unos 20 años escribí un artículo en el que sostenía que tras los reclamos de racismo se oculta una realidad que los reclamantes ignoran y los reclamados no quieren mencionar: la pobreza.

No es por casualidad que la mayoría de los afroamericanos y los inmigrantes hispanos en Estados Unidos son pobres.

Los afro americanos fueron hasta hace poco más de un siglo esclavos de los colonizadores blancos.  Un grupo étnico cazado como bestias en sus tierras y traídos por la fuerza por los negociantes esclavistas para venderlos a los productores agrícolas y mineros.  Llegaron pobres a estas tierras y a fuerza de lucha y sacrificio lograron su libertad y el respeto a sus derechos como seres humanos.

Hace poco menos de 50 años, mucho menos de un promedio de vida, que eran considerados ciudadanos de tercera categoría.  Sin derecho a ocupar un asiento al lado de un ciudadano blanco.

Los inmigrantes latinoamericanos, al igual que los italianos y los chinos a principios del siglo pasado, son trabajadores agrícolas u obreros que cruzan océanos y fronteras para encontrar quien compre su fuerza de trabajo.  Como tales, también pasan a ocupar en la sociedad americana los lugares más bajos de las escalas sociales.

Si los negros hubieran sido inversionistas millonarios de oriente probablemente Rosa Park no hubiera tenido que enfrentarse al desafío del rechazo social por el asiento de un autobús, ni Martin Luther King hubiera tenido que llevar a cabo su lucha por los derechos civiles.

Si todos los inmigrantes hispanos fueran como los corruptos millonarios de América Latina que se establecen en la Florida, después de defalcar a sus países, nadie tuviera que estar luchando ahora por una reforma inmigratoria, ni Cesar Chávez hubiera tenido que hacer su larga caminata a Washington en los años 60 para proteger los derechos de los trabajadores del campo.

Para el capitalismo no hay negros ni blancos, sino dinero.  La sociedad norteamericana es la más capitalista del mundo.  Por eso a las grandes compañías poco les importa que uno de sus funcionarios sea chino o negro si haciendo bien su trabajo arroja dividendos.  El rechazo a la clase pobre es el producto de la diferencias en el estilo de vida de las clases altas en comparación con el de las clases bajas.  Cuando un afro americano alcanza la cúspide de la riqueza se ve de color diferente.

Mientras no se entienda que la pobreza es la raíz de todo lo que ocurre en el marco de lo que se reclama como racismo, nunca se estará en el camino de resolver los problemas de la injusticia y la discriminación, que mas que raciales, son sociales.{jcomments on}


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