Por Yanet Ventura
GRAND RAPIDS, MICHIGAN (EVH) .- Más que una boda de ensueño como la que todos anhelan, fue la que celebraron Víctor Abreu Saladín y Claire Opura en el Museo Público de Grand Rapids, donde los invitados pudieron disfrutar de una ceremonia al aire libre bajo techo, rodeados por un bosque de pinos que se reflejaba en las paredes y un cielo estrellado con luna nueva salpicado por estrellas fugaces que nada tenían que envidiar al mundo real.
Fue ese el marco del escenario en la ceremonia nupcial que se llevó a cabo en el salón de exhibición “El Planetarium”, mientras afuera caía la noche y las aguas frías del Grand River circundaban el edificio que guarda los secretos de las viejas piezas de museo, junto a las cuales los invitados esperaban expectantes la ceremonia de la boda, reuniéndose allí para homenajear a los novios.
Tras comprometerse con un sí eterno, los novios llegaron al salón de exhibición del museo a través de una gran escalera que los bajaba del segundo piso, precedidos por su comparsa de damas y caballeros de honor.
Tras la degustación del plato de entrada y la cena, la pista de baile se inauguró con los novios bailando al ritmo de un vals la canción “Por Amor”.
Luego la pista se incendió cuando a ritmo de rock y música latina movieron los pies y las caderas en una alegría mezclada con un enamoramiento total, donde la complicidad que solo se da en las almas afines encuentra su acoplamiento total.
Víctor y Claire, pasarán a la historia como los novios que más se ocuparon en su boda de que sus invitados se divirtieran y la pasaran bien.
Cada vez que la pista se enfriaba los novios que parecían que ya se habían ido, salían del fondo del salón para bailar nuevamente, junto a una niña que había servido de paje y que también se encargaba de ocupar el centro de la pista.
Cerca de las doce de la noche, solo cuando la fiesta terminó, Víctor y Claire abandonaron el salón junto a sus familiares y los pocos amigos que quedaban, convencidos de que sus vidas estarían desde ahora unidas para siempre y de que no querían dejar de compartir lo más hermoso de estas con sus parientes, en el entendido de que la familia lo es todo en la vida.
Luego partieron hacia Marruecos a pasar su luna de miel, con el deseo de dar pronto inicio a su nueva vida como el señor y la señora Abreu.